25 de junio de 2010

Un albañil quería...

Aquí os dejamos una pequeña muestra del paso de la compañía por Cienfuegos y del montaje que se estrenó en el Teatro Terry dentro del Festival Hispano-Cubano: Un albañil quería...

21 de junio de 2010

Última Noche de Juglares 2010

Raúl Terán interpretó sus milongas más o menos autobiográficas.



Aloma Rodríguez leyó fragmentos de Jóvenes y guapos y textos de su blog.




Jaime Ocaña fingió rodar un documental sobre la Guerra de la Independencia con ayuda del público y con un testigo excepcional: Francisco de Goya.

16 de junio de 2010

Última sesión de las Noches de Juglares

Las Noches de Juglares llegan a su tercera y última jornada mañana. Será a las 22:00h. en el Parque Delicias y contará con la participación de Raúl Terán, Aloma Rodríguez y Jaime Ocaña.

Raúl Terán interpretará milongas y cantos gauchescos.

Aloma Rodríguez hablará de su libro Jóvenes y guapos.

Jaime Ocaña llega con sus parodias bárbaras.

La foto de Jaime Ocaña está tomada de aquí.

15 de junio de 2010

Semana poética "Rosendo Tello"



La Asociación de Escritores de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza han organizado la Semana de Poesía “Rosendo Tello” que comenzó ayer.

Durante cuatro días se celebran charlas y recitales, según el programa que aquí reproducimos.

La primera sesión, celebrada en la Biblioteca “Rosendo Tello” de Peñaflor, fue presentada por el presidente de los escritores, José Luis Corral y por la concejala de cultura Pilar Alcober. Manuel Vilas hizo una introducción a la obra de Tello, que fue seguida de un recital a cargo de Luis Trébol y compañía, incluida la coral de la Cai.

Sin duda, para nosotros, lo mejor del acto con que se inició la Semana de la Poesía, fue la presencia de Rosendo Tello en primera fila. Aunque su recuperación es lenta y trabajosa, no dudamos de que dentro de unos meses el gran poeta aragonés nos vuelva a iluminar con su palabra.

-15 de junio, martes: Poeta invitado:* Félix Grande*

Presenta: *José Luis Corral*

Intervención de *Félix Grande*

Lectura de Poemas de Félix Grande

*Lugar: Sala infantil de la Biblioteca María Moliner junto al Museo de Historia; 19,30 h. Zaragoza*

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-16 de junio, miércoles: /La poesía amorosa/

Presenta: *Miguel Ángel Yusta*

Intervienen: *Agustín Blanco*, *Ángel Guinda*, *Joaquín Sánchez Vallés*, *Ángel Sobreviela y José Verón*

*Lugar: Salón de actos del Centro de Convivencia Rey Fernando (C/ Laín Entralgo, s/n. Esquina Gómez de Avellaneda.
**Actur - Zaragoza); 19,30 h.*

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-17 de junio, jueves: /Recital poético joven poesía aragonesa
/

Presenta: *Manuel Martínez Forega*

Intervienen: *Brenda Ascoz, Ángel Gracia, Octavio Gómez Millán, Ana Muñoz y Nacho Tajahuerce*

*Lugar: Sala multiusos del Centro Cívico Torrero (C/ monzón, 3. Buses 33, 34 y 42); 19,30 h. Zaragoza*

Ver programa.

Marcos Ana: una entrevista

El sábado el escritotr Marcos Ana estuvo en Zaragoza participando en la fiesta del PCA-PCE y en un homenaje a Miguel Hernández, con el que Ana coincidió y al que le rindió un homenaje en la cárcel en 1960. El escritor y periodista Antón Castro, que hoy presenta un libro que recoge sus crónicas del Mundial de 2006, estuvo conversando con él.

La foto está tomada de HERALDO y es de PEDRO ETURA/PHOTO AGENCY.

"A pesar de las torturas que padecí, ni he cultivado el odio ni la venganza"

ANTÓN CASTRO 15/06/2010

Escritor y político (Salamanca, 1920) pasó 23 años preso y contó su vida en 'Decidme cómo es un árbol', que Almodóvar llevará al cine. Participó en la fiesta del PCA-PCE y en un homenaje a Miguel Hernández.

"Yo no tuve nunca una relación especial ni muy directa con Miguel Hernández", declara el poeta y político Marcos Ana (Salamanca, 1920), que permaneció 23 años en la cárcel, desde 1939 hasta 1961.
Añade: "La primera vez que lo vi fue en el año 1937, vivía yo en Alcalá de Henares, era responsable de la Juventud Socialista Unificada de la región y él era de la unidad del 'Campesino', era su agregado cultural, y paraba muchas veces allí. Luego lo fuimos a buscar para que hiciera un recital y lo conocí. Me impresionó mucho, primero por su poesía, ha sido uno de los grandes, y luego le vi, ya de paso, en la cárcel de Conde de Toreno, donde Miguel estaba condenado a muerte. Me lo presentaron, le di un abrazo y le recordé que nos habíamos visto años atrás, cuando yo era un chaval en Alcalá de Henares. Murió de franquismo cuando se abría a la juventud".

Usted fue el promotor de un homenaje especial a Miguel Hernández en la cárcel.
Sí, sí, en 1960 en la cárcel de Burgos pensamos en hacerle un homenaje a Miguel Hernández con motivo de su 50 aniversario. Era un montaje insólito, clandestino. Construimos un escenario con sábanas y con mantas, y unos compañeros, cuatro o cinco relatores, iban narrando su homenaje a Miguel: su vida y sus versos. No crea que era una cosa fugaz: tenía tres actos que tomaban el título de sus libros principales. El primero, 'El rayo que no cesa', era sobre el amor; el segundo, 'Vientos del pueblo', sobre la política, y el tercero, 'Cancionero y romancero de ausencias', sobre la cárcel y la muerte. La obra se llamaba 'Homenaje a voz ahogada para Miguel Hernández. Sino sangriento'. Ahogada por dos razones: no podíamos levantar la voz para no ser sorprendidos por los centinelas, y ahogada porque estábamos emocionados. Yo creo que nunca se hará un homenaje con tanta pasión y tanto riesgo.

¿Cuándo se hizo?
Era octubre. No recuerdo si era noche lunada o no, pero sí que los presos estaban sentados en el suelo con una pasión casi religiosa. Teníamos un pequeño coro, habíamos hecho unos instrumentos, a modo de flautas, con los rabos de las escobas, y detrás del escenario estaba la banda. Cuando en el segundo acto llegaban las Brigadas Internacionales y los franceses sonaba 'la Marsellesa'; cuando aparecían los muralistas mexicanos, sonaba 'la Cucaracha'; cuando venían los rusos sonaba 'la Internacional'. En medio del silencio de la cárcel lo único que se oía era la alerta de nuestros centinelas. Yo era el director y redacté el guión. Ahora la función se ha vuelto a montar y da vueltas por España.

Cuando usted entró en la cárcel tenía 18 años. No sabía lo que era la vida, ni el amor?

Era hijo de campesinos muy pobres, analfabetos, y yo sabía leer y las cuatro reglas y poco más. La cárcel sería mi universidad. A los doce años mi familia me puso a trabajar en una tienda de cordelería e iba por los sitios con un carrito vendiendo cosas: hoces por los segadores, cuerdas. Me sorprendió la guerra y me marché al frente desde el primer momento como mascota al batallón Libertad.

Ha dicho usted que un día oyó a alguien que daba un mitin y pensó: "Este hombre habla para mí".
En mi juventud yo era muy católico, mi padre también lo era. Un día fui a un acto a repartir la revista católica 'Hosanna', y mientras repartía me quedé a escuchar a un joven socialista que estaba hablando: era Federico Melchor. Me di cuenta de que estaba hablando de mí, de mi familia, de las condiciones de pobreza que rodeaban nuestra vida. Y me quedé enganchado, e iba a los mítines de los partidos socialistas hasta que ya di el paso al comunismo. Fue un paso difícil porque durante el día cumplía como militante, y por la noche rezaba a solas.

¿Sigue siendo comunista?
Sí, no un comunista de cuartel o de secta, sino un comunista abierto, que quiere vivir su tiempo y escuchar a los demás, porque desgraciadamente a veces veo compañeros honorables que siguen utilizando hasta el mismo lenguaje que teníamos hace años. No te puedes dirigir a los jóvenes como lo hacías antaño, con una especie de catecismo político. Hay que oír a la juventud y hablarle. Sigo siendo comunista y marxista.

Cuenta usted que le estaban torturando y alguien le tiró el retrato de Lenin...
Eso fue así. Yo estaba en los calabozos la dirección General de Seguridad en Madrid, soportando una paliza terrible, y alguien arrojó un papel con el rostro de Lenin. Me pareció una señal. Es que hay una mística revolucionaria.

¿Quién le tiró el retrato?

No lo sé. No fue un sueño. Tras recibir las palizas y hacerme con aquel papel doblado con el rostro de Lenin, me sentí fortalecido y comprometido con aquel retrato. Como por la mañana nos sacaban a hacer nuestras necesidades, al pasar ante otro calabozo lo tiré por la ventanilla a otro compañero para que siguiera luchando. Sé que existe una mística revolucionaria, la he vivido cuando he sido torturado -con máscaras antigás, con corrientes eléctricas, con palizas brutales-: te haces fuerte, lo resistes casi todo hasta perder la conciencia. No querías volverte indigno o delator de tus compañeros.

¿Cómo pudo resistir tanto dolor?
Teníamos nuestros trucos. Pero, después, nunca he cultivado el odio ni la venganza. No se me ocurrió buscar a quien me torturó para romperle la cabeza. Una vez me preguntó uno de mis agresores: "Vosotros, ¿por qué cojones lucháis?". Yo les dije: "Lucho por una sociedad donde, entre otras cosas, no le puedan hacer a usted lo que usted me está haciendo a mí". En la cárcel también escribí poesía sobre el dolor y la esperanza de mis compañeros.

Publicó 'Decidme cómo es un árbol' (Umbriel) y ese libro cautivó a Almodóvar, especialmente la historia de la prostituta Isabel de Peñalva. ¿Cómo va el proyecto?
Va adelante. Tenemos un contrato firmado por tres años. A Pedro le gustó mucho la historia: salí de la cárcel después de 23 años de reclusión y dos condenas a muerte. Un amigo me dio mil pesetas para que conociera el amor y me las gastase con una prostituta. Fui, ella se quedó fascinada con mi historia, salimos a cenar y así me estrené con ella. A la mañana siguiente me dejó las mil pesetas y me decía que le gustaría volverme a ver esa noche. Salí a la calle y le compré mil pesetas en flores. Esta escena va a ser el hilo rojo del libro: todo va a suceder en una noche. Pedro y yo somos amigos, nos vemos con frecuencia, y yo creo que se hará la película.

Ver entrevista.

14 de junio de 2010

Rayo, viento y ausencia en la Biblioteca de Alcorisa


El viernes, El Silbo Vulnerado presentó el recital Rayo, viento y ausencia de Miguel Hernández en la Biblioteca de Alcorisa, gracias a la Red de Bibliotecas y a la Biblioteca de Aragón que colabora en este proyecto de llevar la poesía de Hernández a distintas bibliotecas de la comunidad.

Noches de Juglares: Montsé Castellá y Ana Padovani

El jueves 10 de junio tuvo lugar la segunda sesión de las Noches de Juglares 2010. Montse Castellá llego desde Tortosa para cantar al Ebro, al Delta y mostrar sus "collages literarios" en los que se basa su último disco L'escriptor inexistent. Ana Padovani, la gran dama del cuento, era la cuarta vez que actuaba en las Noches de Juglares y encandiló al público con sus cuentos.

Montse Castellá en un momento de la actuación.

Ana Padovani contando un cuento.


En su blog, el poeta y editor Manuel Martínez Forega dedica unas líneas a las Noches de Juglares:
"Las Noches de Juglares alcanza con ésta su 14ª edición. Estos espectáculos constituyen uno de los mejores programas que pueden verse en Zaragoza a lo largo del año. Promovido por el grupo El Silbo Vulnerado en colaboración con la Junta de Distrito "Terminillo", se celebra durante tres jueves seguidos, justo antes de concluir la primavera, en el Parque Delicias y a él acuden, junto a un público leal y entusiasta, excelentes profesionales de la música, la danza, el teatro y la literatura, sirviendo, además, de nexo entre Aragón, la América hispana y los otros territorios culturales de nuestros país."

Jorge Fondebrider: traductor, escritor y melómano

El escritor y traductor Jorge Fondebrider es también un apasionado melómano. Hace unos meses, el 10 de abril, se cumplían 40 de la separación de The Beatles y Fondebrider escribía este artículo en la Revista Ñ de Clarín. Fondebrider escribe habitualmente en El Trujamán, revista diaria de traducción del Centro Virtual Cervantes.

40 años sin los Beatles
Hace cuatro décadas, el gran fenómeno musical y cultural que protagonizaron los Beatles llegó formalmente a su fin. Todas las innovaciones que introdujeron en la música popular se desvanecieron o adocenaron. Pero su existencia marcó el comienzo de una nueva época, en la que predomina el gran mundo urbano pop.
Por Jorge Fondebrider




Los Beatles se separaron en abril de 1970, lo que significa que, aunque cada uno haya desarrollado su propia carrera solista, ya llevamos cuarenta años sin ellos. Ahora bien, ¿es realmente así? ¿Su rastro puede seguirse únicamente en el mero epigonismo de grupos tales como Tears For Fears o, más cerca en el tiempo, de Oasis, o trasciende incluso la música y sus modos de producción para instalarse de manera palmaria en la esfera de nuestra propia y personal intimidad?

Una primera alternativa es pensar la historia en estos términos: Los Beatles empezaron siendo un grupo de rock entre tantos otros. En sus primeros discos –vale decir, Please Please (1963), With The Beatles (1963), A hard days night (1964) y For sale (1964)– alternaron versiones del rock ´n´roll negro (Little Richard, Chuck Berry, Larry Williams), blanco (Carl Perkins, Gene Vincent, Buddy Holly) y adaptaciones del rhythm & blues (Ray Charles, los Isley Brothers, The Coasters, The Miracles) con temas propios, por cierto, muy básicos. Estos últimos, sin embargo, a partir de Help (1965), Rubber Soul (1965) y, sobre todo, Revolver (1966) fueron ganando en complejidad y, al mismo tiempo, planteando lo que por entonces constituyó una gran novedad porque, de manera progresivamente excluyente, las composiciones de los Beatles fueron desplazando a sus versiones de temas ajenos. Dicho de otro modo, las canciones salían del seno del grupo, costumbre que, ya sea por motivos estéticos o puramente financieros, terminó por imponerse en el ámbito del rock y de la música popular. No importa aquí si ellos fueron realmente los primeros o no.

Lo que sí es importante es que, debido a su éxito y a la necesidad de emularlos, otros músicos empezaron a hacer lo mismo, primero, en ambas márgenes del Atlántico y, luego, en el mundo entero. Entonces, aunque hoy nos parezca lo más normal del mundo, ésta es una importante costumbre que gracias a ellos se volvió la norma de una parte sustantiva de la música popular.

Luego, en 1967 –año de la edición de Sgt. Pepper's Lonely Heart Club Band y Magical Mistery Tour –, los Beatles dieron un salto cualitativo produciendo, con el primero de esos dos álbumes, una verdadera revolución: un disco de música popular que era algo más que una mera colección de canciones y que se constituía en una serie conceptual la cual, además, de la dignidad artística brindada al objeto gracias a la tapa de Peter Blake, por primera vez en la historia ofrecía las letras de las canciones para su lectura. La música –que no fue unánimemente aclamada– apelaba a toda la tecnología disponible en el momento, comenzando de ese modo a hacer que el estudio de grabación fuera el verdadero instrumento de los músicos. Esa circunstancia se convertiría en otra personalísima marca de fábrica, repetida tanto en el White Album (1968) como, fundamentalmente, en Abbey Road (1969). El impacto para la mayoría de sus contemporáneos fue tremendo. De hecho, inmediatamente después de Sgt. Pepper´s... The Times del 29 de mayo de 1967 publicó en su portada que el disco alentaba "la esperanza sobre el progreso de la música pop", que efectivamente se produjo cuando ese mismo año tanto Pink Floyd, como los Rolling Stones, The Kinks, The Zombies y muchos otros grupos británicos trataron de copiar esa idea con muy buenos resultados.

En tercer lugar, considérese que, al tratarse de ingleses, la influencia de la música estadounidense –en el caso de los Beatles, el rock ´n ´roll, el rhythm & blues, el country & western– fue filtrada y sometida a una lectura particular: acentos cambiados, síncopas diferentes, arreglos cargados con elementos ajenos a la tradición norteamericana. En una rápida enumeración, los de la música de vodevil y la ópera ligera (género al que son afectos los británicos desde que Gilbert y Sullivan lo impusieron a fines del siglo XIX), los de la música de cámara y orquestal (acá no queda más remedio que hablar de la influencia del productor y arreglador George Martin, cuyas ideas y conocimiento musical lo convirtieron, sin la menor duda, en un quinto integrante del grupo –cfr. temas como "Yesterday" y "Eleanor Rugby", con sus respectivos cuartetos de cuerda, o la utilización de la trompeta barroca en "Penny Lane", o el uso de la orquesta en "A Day in the Life"), los de la música electroacústica y de vanguardia (McCartney, en sus memorias se refiere explícitamente a John Cage y son más que conocidos los experimentos de John Lennon para la composición y grabación de, por ejemplo, "Strawberry Fields Forever"), los de la música de la India (George Harrison, gran admirador y discípulo de Ravi Shankar, la popularizó en Occidente), etcétera.




Con todo ello, los Beatles crearon un sonido de fondo que ya estaba muy lejos del rock tradicional, sobre el cual pusieron melodías fácilmente reconocibles que, notablemente enriquecidas por los arreglos de voces, les permitieron ponerse a la cabeza de la mayoría de sus contemporáneos. Estos, en más de una ocasión, debieron recurrir a otras tradiciones –principalmente, las del jazz, la música sinfónica, el blues y otras músicas folclóricas– para distinguirse de los Beatles, quienes, en cierto modo se convirtieron en una suerte de síntesis enciclopédica de varios tipos de música, algo que, más adelante podrá corroborarse en otros grandes músicos populares, como, por ejemplo, Richard Thompson, Elvis Costello y, más cerca en el tiempo, Beck.

Está claro que, por más originales que hubieran sido musicalmente, eso sólo no habría bastado. Deben entonces agregarse otros elementos, en su mayoría externos: el carisma del grupo, el hábil manejo que hicieron de su imagen, la publicidad en torno de sus vidas, las operaciones de prensa y, por encima de todas las cosas, las particulares condiciones de la época.

Aquellos fueron los días

Decir una vez más que el mundo, en la década de 1960, era otro es una perogrullada. Pero no hay otro remedio que repetirla y rendirse a su melancólica evidencia. Barry Miles en su excelente autobiografía a cuatro manos de Paul McCartney (Hace muchos años, espléndidamente traducida por Rosa Gorgatelli y originalmente publicada por Emecé en 1997), recuerda que "en 1963, el affair Christine Keeler-John Profumo pondría fin a trece años de gobierno Tory ( ...)", lo cual significó el acceso al poder del Partido Laborista de Harold Wilson, con su correlato de ascenso social de la clase trabajadora. Muchos jóvenes pertenecientes a ese estrato, beneficiados por lo aprendido en las escuelas de arte –creadas para que los hijos, cuyos padres habían muerto en la Segunda Guerra, se formaran y les dejaran tiempo para trabajar a las madres–, accedían así a una nueva época, donde "todo lo moderno era in y todas las cosas y las personas viejas eran out" y donde además, por la inmensa corrupción existente tanto en el mundo de los negocios como en la policía, había dinero fácil. "La otra cara de la moneda –anota Barry Miles– era la libertad personal y la fiesta constante que era el Londres de la década de los 60".

Había empezado el "Swinging London", termino acuñado por la revista Time para designar al lapso de efervescencia cultural que vivió la capital británica a partir de la segunda mitad de la década de 1960, convirtiéndola en el centro mundial de la cultura y la moda. "Fue como vivir en el siglo de Pericles, en la Francia de la Belle Epoque", me dijo en una entrevista Ian Anderson, el líder de Jethro Tull, y agregó: "Ese tipo de creatividad de la que estamos hablando ocurre una vez por siglo en cada dominio del arte. Tuvimos la suerte de que ocurrió cuando nosotros éramos jóvenes. Fuimos testigos y protagonistas de ese fenómeno. Tuvimos a los Beatles, a los primeros Stones, a Traffic y, por el lado de los EE.UU., a Frank Zappa y sus Mothers of Invention, a Captain Beefheart, quizás a los Grateful Dead. Fueron seis o siete años de mucha creatividad. Se hicieron cosas que nunca antes habían sido hechas y después, se acabó. Nunca más va a haber nada tan interesante en los dominios del pop y del rock".

Para corroborar estos dichos, a principios de los años setenta, cuando los Beatles ya se habían separado, John Lennon, a punto de cumplir los 30 años, señaló que el sueño se había acabado. Algo más tarde, Bob Dylan llevó esta afirmación a un extremo paradójico: cuando se perdió el "roll", el rock se terminó. Dylan se preguntaba: "¿Qué son todas esas pavadas de glam rock, rock sinfónico, new wave, grunge? ¿Estrategias de las compañías vendedoras de gaseosas? Es posible que dentro de algún tiempo la música ya no dependa de los músicos, sino de los departamentos de extensión musical de Coca Cola o Pepsi". Ese tiempo del que en los años 90 hablaba Dylan ya llegó. Hoy, más que nunca, el rock y, sobre todo, el pop son músicas adocenadas, que carecen de ideología o, a lo sumo se resuelven en eslóganes del tipo "liberen a Willy" o "no se puede vivir sin amor". No hay nada comparable a la versión que Jimi Hendrix hizo del himno de los Estados Unidos en Woodstock, imitando con su guitarra el sonido de las bombas que por esos mismos días caían en Vietnam. Ese lugar ahora lo ocupa Bono, quien después del catering, le pide a la gente en los recitales que use el celular para donar plata para una siempre hambreada Africa. ¿Es de extrañarse entonces que la poca revulsión que se le pide al género apenas esté presente en las crueles y magníficas criaturas de Diego Capusotto, a veces más reales que los propios satirizados?

Nuestros Beatles

Con todo, más allá de las razones técnicas y de aquéllas que se explican por el momento en que irrumpieron, resta todavía saber por qué además de haber marcado a fuego las últimas cuatro décadas de la música y de haberse convertido en clásicos, se constituyeron, directa o indirectamente y prácticamente en el mundo entero, en la banda sonora de al menos cuatro generaciones. , de donde salió enteramente convertido a la causa beatle.

Seguramente no tengo una respuesta que valga para todos, pero sí una intuición plausible que me indica que muchos de nosotros hemos hecho de los Beatles parte de nuestra propia intimidad. Todos recordamos cuándo los escuchamos por primera vez, cuál fue el primer disco que nos compramos, cómo reaccionamos cuando nos enteramos de que se separaban y, para ponerle punto final a la cosa, en qué circunstancias nos enteramos de que habían asesinado a John Lennon, con lo que terminaba la fantasía de una hipotética reunión. De hecho, con todos esos recuerdos ajenos alguna vez me propuse hacer un libro que nunca se publicó. Allá estaban, por ejemplo, Gabriel García Márquez, que decía: "Tengo la impresión de que el mundo fue igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo cambió entonces". También el delirante Timothy Leary, quien había declarado que los Beatles eran mutantes, "prototipos de agentes evolucionados enviados por Dios, dotados con el misterioso poder de crear una nueva especie humana, una raza joven de hombres libres y sonrientes". Recuerdo igualmente la conversión de Tomás Eloy Martínez, por entonces en Primera Plana, quien decía haberlos detestado hasta que lo mandaron a cubrir el estreno cinematográfico de A hard day´s night, de donde salió enteramente convertido a la causa beatle.

O el testimonio de Ric Caddel, un muy buen poeta británico ya fallecido, quien me contó que, de adolescente, su hermana mayor lo había llevado a verlos en vivo en un teatro de Durham y él, al día siguiente, se gastó todos sus ahorros para comprarse algunos de sus Lp, los cuales en algún momento heredó su hija y que ahora atesoraban sus nietos igualmente fanáticos de los Beatles y de sus ediciones premium. O el magnífico relato de Hanif Kureishi, en el que contaba cómo, a los 13 años, los descubrió, en una clase de música de la secundaria, cuando el profesor le hizo escuchar a la clase "She's Leaving Home", en un intento de demostrarle que los Beatles no podían haber compuesto algo así. O el testimonio del poeta francés Yves Di Manno, que escribió que Sgt. Pepper... "contribuyó a sacarme de la infancia, pero aunque en aquel momento lo escuchaba sin cesar, estaba lejos de comprender las letras", por lo que empezó a tratar de traducirlas, dando así comienzo a una carrera que lo llevaría a ser traductor de Ezra Pound, William Carlos Williams y George Oppen. O el entusiasmo del pianista Keith Jarrett cuando se editó Abbey Road, un disco que, según declaró, se llevaría a una isla desierta ...

Y todavía mucho más acá, compartiendo experiencias análogas, los que esperamos que después de "Hey Jude" pusieran "Don't Let Me Down", para así poder permanecer abrazados un rato más con la chica que nos gustaba; los que nos indignamos cuando esa otra chica perdió en Odol Pregunta por no saber que la actriz de Maravilloso agujerito - la primera película producida por George Harrison– era Jane Birkin; los que comprábamos las figuritas de los Beatles –la número 50, los "Beatles pelados", era la más difícil–; los que discutimos cada tapa desde Revolver en adelante
; los que descubrimos que "Her Majesty" estaba al final de Abbey Road, escondida; los que discutimos airadamente con los fanáticos de los Rolling Stones, porque, así como había que elegir entre Boca y River también había que hacerlo entre unos y otros; los que en la cancha cantamos usando la melodía de "Ob-la-di Ob-la-da" y los que la oyeron en el jardín de infantes, alternada con "Yellow Submarine"; los que en tiempos de dictaduras militares supimos que era cierto que los Blue Meanies se habían mudado a la Argentina; los que descubrimos que a nuestros hijos también les gustaban y un día empezaron a sacar las canciones en la guitarra, exactamente como habíamos hecho nosotros, transmitiéndoles ese gusto a sus propios hijos para llegar al punto en que, cuando Paul McCartney tocó en River, se podía ver a tres generaciones de una misma familia compartiendo la música.

Todo eso y muchas otras cosas son los Beatles: melodías que uno siempre reconoce y que nos acompañan en la versión mono o en la estéreo, ya se trate de discos analógicos, o de digitales, o de inmateriales MP3. Y así transcurrieron estos cuarenta años desde que se separaron y no hubo ya Beatles.


Revista Ñ. 10 de abril de 2010

Francho Nagore: poesía en fabla

A veces nos preguntan por la fabla aragonesa. Francho Nagore es uno de los poetas que escribe en esta lengua. Aquí lo vemos en la sesión del ciclo "Poesía para perdidos" del día 12 de junio. Tomamos el vídeo de Panda de Tolos.

10 de junio de 2010

Ana Continente presenta Esperando en Olot


El sábado a las 21:00h. la coreógrafa y bailarina Ana Continente presenta el espectáculo Esperando en Olot en el Teatro de la Estación. También podrá verse el domingo a las 20:00h.

"Es un espectáculo de danza teatro IRÓNICO-CÓMICO-TRÁGICO basado en el primer acto de la obra Esperando a Godot de Samuel Beckett.

Tras un viaje aparentemente absurdo, como la vida misma, la humanidad, en peligro de extinción, vaga cual vagabundos en el drama de un mundo global, capitalista, pseudo democrático que impone la libertad de vivir en una sociedad disfrazada de lujos y, en su lado oculto, llena de grietas y desencanto en su máximo esplendor."



Rayo, viento y ausencia en la Biblioteca de Alcorisa

El pasado viernes 4 de junio, el recital Rayo, viento y ausencia de Miguel Hernández se presentó en la Biblioteca de Ejea de los Caballeros y este viernes se presenta en la Biblioteca de Alcorisa, dentro de una campaña de la Biblioteca de Aragón.

Desde el blog de la Biblioteca de Alcorisa informan del recital.

8 de junio de 2010

Segunda cita en las Noches de Juglares

Este jueves, a las 10 de la noche, en el Parque Delicias, las Noches
de Juglares contarán con Ana Padovani y Montse Castellá.
La narradora argentina Ana Padovani es conocida entre nosotros como La
Gran Dama del Cuento y esta será la cuarta vez que actúa en las
Noches.

Ana Padovani en el espacio que coordina dentro de la Feria del Libro de Buenos Aires.



Montse Castellá
viene de Tortosa y hace poco que comenzó a visitar
Zaragoza a lomos de piano y guitarra para poner su banda musical en
nuestras películas nocturnas.

Noches de Juglares: Nacho Abad y El Silbo Vulnerado

El pasado jueves comenzaron las Noches de Juglares 2010 con la actuación del pianista argentino Nacho Abad y de El Silbo Vulnerado.

Nacho Abad en un momento de su actuación en la que repasó temas de su nuevo disco Entre sueños, una vidala, y explicó el origen de la canción que da título al disco: la melodía lo asaltó mientras dormía y se despertó tarareándola.


El Silbo Vulnerado ofreció un fragmento del recital Rayo, viento y ausencia de Miguel Hernández, con el que rinde homenaje al poeta oriolano en el año de su centenario.

Las Noches de Juglares se celebran en el Parque de las Delicias, los jueves a las 22:00h.

2 de junio de 2010

Noches de Juglares 2010


NOCHES DE JUGLARES 2010

A las 10 de la noche en el Parque Delicias

Jueves, 3 de junio

El Silbo Vulnerado: Poesías de Miguel Hernández, en el centenario de su nacimiento.

Nacho Abad: Gran piano de raíz argentina.

Jueves, 10 de junio

Ana Padovani, la Gran Dama del Cuento, desde Buenos Aires, con nuevos relatos.

Montse Castellá. Trae, río arriba, sus canciones desde Tortosa.

Jueves, 17 de junio

Raúl Terán. Milongas y cantos gauchescos.

Jaime Ocaña. Con sus parodias bárbaras.

Aloma Rodríguez. Habla de su libro Jóvenes y guapos.

Noches de Juglares es un programa primaveral y nocturno donde los vecinos se dejan seducir por poetas y cantores, mientras toman la fresca y miran a la luna.

*

Noches de Juglares quiere subrayar la vinculación de artistas argentinos con el Ciclo celebrando el 200 aniversario de la Revolución de Mayo con los artistas de ese país que nos acompañarán este año. O sea, habrá mate y torta frita.


Organiza: Ayuntamiento de Zaragoza

Coordina: El Silbo Vulnerado